Podemos serlo:
Conociendo nuestros defectos más acentuados y nuestras virtudes. Limando nuestras asperezas más cortantes y conservando y reforzando nuestras virtudes.
Puede ayudar:
Percatarse de cuáles son las debilidades, reconocerlas, aceptarlas, es un primer paso, para luego encararlas y poder cambiar lo que más molesta.
Las virtudes dan brillo a la personalidad, son nuestras fortalezas. Son la fuerza interior que permite tomar decisiones acertadas, correctas, y doblegar la adversidad hasta ponerla a nuestro favor. Las virtudes nos traen satisfacciones en el quehacer cotidiano consigo mismo y en la interacción con el otro.
La intención de esculpir la personalidad demanda de si mismo capacidad de darse cuenta, de dirigir la mirada a nuestro interior y a la experiencia externa, demanda hacer una evaluación objetiva de lo que no nos gusta de nosotros mismos, el primer paso es reconocernos con nuestros defectos.